Monday, May 27, 2019

Biografía

Another spike in pageviews yesterday, with 239 in total, and only a marginal number of them from Russia. If there are not American bots trolling the blog, then my next comment, in gratitude for the attention, is To whom do I owe thanks for all the real eyeballs? 

And now, here comes a moment you may have been awaiting since I revived the blog. When, you may have asked yourself, will Brother Anthony write a post in Spanish? 

Well, here ’tis. Profesora Karla likes giving homework assignments in composition. The task was to write a biography of five paragraphs for a presentation in class tomorrow. Well, I went one better and wrote six, concentrating on my life as a Capuchin brother. It’s not Pulitzer Prize material. But I wrote it without help from anyone, including the algorithms of Google. However, if you cannot read Spanish, you can run this post through Google Translate and get the rough meaning of it. All errors are mine and I own them proudly. To those of you who are fluent in Spanish: be gentle! 

An advisory: your browser may automatically translate the following Spanish content into English. Whether it is Google Chrome or another culprit, try to disable the translation and opt to see the original page.


Me llamo Anthony Zuba, o Hermano Antonio (Brother Anthony). Soy fraile y miembro de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos. Éste es mi cuento sobre mi vida como Franciscano. 

Conocí a los capuchinos en el año 2000 en Nueva York. Muchas veces encontraba a ellos a través los siguientes años en Nueva York y en Nueva Inglaterra, y yo aprendía mucho acerca de su vida de la fraternidad, la contemplación, y el ministerio. Visitaba sus casas, rezaba y comía con ellos, y disfrutaba sus convivencias. Hacía numerosos retiros con los hermanos mientras vivía, trabajaba, y estudiaba en varias partes de Nueva York y Nueva Inglaterra. 

En el año 2011 les pedí a los capuchinos permiso para entrar la orden y ser un fraile. Cuando hice mi petición, debía proveer a ellos mi historia total. Yo les daba una biografía, una historia de educación, una historia de trabajo, y una historia de crédito. Yo les daba documentos acerca de mi salud y documentos para verificar membresía en la Iglesia Católica. Yo completaba una examen psicológico y entrevistas con los capuchinos. En mayo de ese año me aceptaron y yo comenzé el programa de formación en agosto en Nueva York. 

En el primer año viví en Brooklyn con los postulantes, los formadores y otros hermanos. Rezabamos, comíamos, y trabajabamos juntos. Ayudaba en una comedor y organizaba para los derechos de los pobres, los desamparados y los hambrientos. En el segundo año viví in California en el noviciado con muchos novicios, los formadores y otros hermanos. Lo hacíamos todos juntos: oraciones, comidas, trabajo, estudios, ministerios, y recreación. Yo trabajaba en un penitenciario federal. Todos nosotros escuchabamos a Dios y especialmente la voz del Espíritu Santo. Les pedí a los capuchinos permiso para hacer mis votos temporarios. En junio del año 2013 me aceptaron y hice mis primeros votos en julio. Estudié en Boston del año 2013 al 2015 y organizé un movimiento religioso para apoyar los derechos de los trabajadores. Volví a Nueva York en 2015 y comenzé trabajar en una parroquia para la justicia, especialmente para los hambrientos, los inmigrantes, y la cuidad de la creación. En la primavera del año 2016 les pedí a los capuchinos permiso para hacer mis votos perpetuos. Ellos hicieron un escrutinio, y decidieron sí. Cuando hice mis votos perpetuos el primero de octubre, era como boda. Eran más que 200 personas en la ceremonia y en la siguiente fiesta. Era uno de lo más orgullosos días de mi vida. 

La vida capuchina es un desafío para acercarse a Jesucristo en la vida de los pobres y en la vida cotidiana en todos lugares. Los hermanos siguen a Jesucristo por medio el ejemplo de San Francisco de Asis. El santo nos enseña que no tengamos nada sin el amor de Dios. Luchamos a vivir con el mínimo que es necesario, y queremos ayudar a otros que sufren las injusticias de la privación total. La raíz de nuestra vida es la contemplación. La primera obra de los capuchinos es la oración. La fraternidad es el valor San Francisco le dio a la Iglesia. Todos seres humanos y todos creaturas del mundo y del universo son hermanos y hermanos e hijas e hijos de Dios. La fraternidad es la llave para vivir el Evangelio de Jesucristo. 

Yo he dado gracias a Dios por mi vocación capuchina. El mundo y la Iglesia necesitan el ejemplo de todos grupos franciscanos, incluyendo los capuchinos. No es fácil para seguir a Jesucristo en este siglo. La vida consagrada del hermano capuchino no es fácil. Los votos de la castidad, la pobreza, y la obediencia demandan renuncios del poder de la sexualidad, las riquezas, y los privilegios. Sin la confianza en el amor de Dios y las promesas de Jesucristo, esta vida no tiene significado, pero es la insensatez. Yo soy hermano capuchino porque creo en Jesucristo y espero el Reino del Cielo.

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